Todo a la bahía

—Quiero mi parte mañana mismo en efectivo, Chino, como quedamos, tengo planes que no puedo seguir postergando —dijo Emily al traficante.

—No se preocupe señora, yo mismo le llevaré el dinero a donde me diga, si es que todo sale bien. Pero dígame, ¿qué planes tiene?

—Eso es algo que a ti no te interesa, Chino. Es un asunto mío solamente.

—¿Ya supo dónde están sus hijas? Le aseguro que nosotros no fuimos los causantes de su desaparición.

Emily, sin responder, colgó el teléfono celular y luego lo destruyó con un martillo. Tiró los restos del aparato móvil dentro del escusado para después jalar la cadena hasta verlo desaparecer.

Crisis internacional

Al día siguiente, cerca de las cuatro de la tarde y despu&eac

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