CAPÍTULO 25
“Esta vez lo digo en serio. Veo que tú también lo estás haciendo bien”, dijo Ronan mientras observaba a Tanya desde la cabeza. Estaba tan hermosa como siempre, con el pelo rizado y los ojos tan brillantes como siempre.
Tanya no dijo ni una palabra, preguntándose por qué Lolita tardaba tanto. Intentó buscarla con la mirada cuando la encontró fuera del café a través de las paredes de cristal. Lolita estaba absorta en su llamada y solo la saludó con la mano.
“No crees que te haré daño, ¿verdad?”, preguntó Ronan, con una expresión totalmente distinta. “Si eres capaz de hacer trampa, eres capaz de cualquier cosa”. Tanya se encogió de hombros; su respuesta divirtió a Ronan.
“¿Me perdonarías alguna vez?”, preguntó Ronan, sin apartar la mirada del rostro de Tanya. “¿Qué hay que perdonar? La elegiste y ahora es la Luna de la manada que ambos controlan. Yo hago lo mismo aquí, en la manada Tártaro.” Ronan rió entre dientes.
“Tienes razón, pero aunque parezca ser así, no estoy satisfe