Raven miró al guardia llena de furia y con ojos intimidantes; su estado de ánimo no tenía nada que ver con él, pero en ese instante no le importaba nada. El hombre la miró extrañado, sin embargo no preguntó absolutamente nada y la dejó pasar.
Con paso firme y con esa mirada que a gritos decía “Acabaré con cualquiera que se interponga en mi camino” Raven subió las escaleras y caminó por el corredor hasta llegar a la habitación vip 3.
No lo pensó dos veces y entró a la habitación, en donde se encontró con Fabricio, quién está a tan solo unos pasos de la puerta; él había estado caminando impaciente de un lado al otro frente a esta esperando la llegada de aquella mujer que lo había dejado deslumbrado desde que la vio en aquel catálogo, en el cual habían fotos de todas las chicas del prostíbulo y al lado de estas estaba el precio por pasar la noche con cualquiera de ellas. Raven no mentía cuando decía que las vendían como si fuesen un producto de consumo y las exhibían como carnes en el mat