—Aquí están todos los juegos y estas cuatro son las consolas —le dijo Nick, sacando varios libros pequeños de un armario.
—¿Me vas a enseñar a jugar? —preguntó Alice, subiéndose a uno de los sillones.
—¿Estás loca? Claro que no —dijo Nick—. No quiero avergonzarme. Además en un par de horas termina