CAPÍTULO 23 — Yo misma, pude hacer nada.
Sofía.
El ambiente se volvió opresivo, como si los secretos y las intenciones ocultas se hubieran materializado en una confrontación palpable.
—¡Basta ya! —exclamó Gael con furia contenida, incluso algunos invitados cerca se volvieron a nosotros un poco asustados, mientras él casi que amenazaba a su padre colocándose al lado, pero su estatura y su cuerpo, obviamente, rebasaban al viejo—. Vas a arrepentirte… lo juro…
No tuve otra opción, incluso salió de mí misma el interponerme entre ellos con rapidez.
—Gael… vámonos… hay gente aquí… —le susurré—. No creo que quieras hacer las cosas de esta forma, eres más inteligente que esto… —me puse frente a él tomándole el rostro, e incluso desplacé un poco a don Rafael con mi imposición.
—No tienes que irte… disfruta mejor la velada… yo invito… —el hombre mayor insistió, y antes de que Gael diera un paso me giré hacia el viejo, y lo miré fijamente.
—No recibiría ni agua de sus manos… y si hui, es porque ni teniendo todo el dinero del mundo