Le cerró el pantalón y encontró su cinturón en el suelo, poniéndoselo de nuevo con cuidado.
—Suélllltame, perrrra, que estoy comprrrrrr... commmmm.... ¡comprometido! —gruñó él tratando de desembarazarse de sus manos y Maddi rio.
—A buena hora te acuerdas, ricitos —murmuró con tristeza y sacó una t