Sin embargo Maddi no le contestó, solo le echó los brazos al cuello y lo besó en la boca. James tiró de ella y hundió la lengua en su boca, besándola con posesividad mientras la sentía derretirse entre sus brazos.
—¡Demonios... me mojé! —suspiró Maddi apartándose un momento.
—¿Por lo que dije?
—A