—¡Estúpida! —gruñó antes de entrar a paso rápido al edificio.
Adentro ya la estaban esperando el Sargento Hollander y el fiscal.
—Tenemos buenas noticias —dijo este último.
—¿En serio? ¿Qué pasó? —se apresuró Meli.
—El dinero, seguimos el dinero y nos llevó hasta un oficial de policía, Nelson Si