Gely se sentía triste cada que escuchaba hablar de su papito, pues lo extrañaba mucho, y todavía se preguntaba de pronto si tardaría mucho en su viaje; pero eso solo estaba en sus pensamientos ya que no contaba a nadie, al mirar que todos se fijaban solo en Rossane.
¡Abuelita! ¿Qué vamos a comer? – preguntó Gely –
Pescado Frito hija. – respondió Gela –
¡No me gusta eso! – dijo Rossane –
¡Ahh, pero este si te va a gustar! – le respondió el abuelito Mario –
¿Por qué abuelito? – preguntó Rossane –
Pues este lo atrapé yo en el río y es más sabroso, y todavía más porque lo hace tu abuelita – dijo el abuelito Mario –
¿Es cierto abuelita? – pregunto Rossane –
¡Así es hija! – respondió Gela –
Cuando se sentaron a comer las niñas ya por la tarde, su abuelita les puso mojarras fritas en unos platos de peltre extendidos, y en otro les puso sal con limón para irle cambiando el sabor si no les gustaba.
¡Abuelita! ¡Me das tortilla por favor! – pidió Gely –
¡Si hijita! – pasándole un pedazo de tor