Ese domingo las niñas cuando regresaron estaban exhaustas, ya que desde la mañana hasta la tarde se la pasaron en el parque caminando y jugando; pero eso no quitaba la emoción del paseo, al llegar a casa todavía preguntaban a su papá sobre lo que habían visto y lo impresionadas que habían quedado con los hipopótamos.
¡papito! ¿Por qué son muy grandotes? – preguntó Rossane –
¡Están gordos! – dijo Gely –
‘Basta de pláticas’, es hora de bañarse para cenar e ir a dormir están muy cochinas – dijo Marian –
¡No mamá!, todavía por favor – pidió Gely –
“Nada”, ya a bañarse el agua se les pondrá fría – habló nuevamente Marian –
¡Esta bien mamita! – respondió la niña –
Y así Marian llevó a las niñas a bañarse, ambas jugaban en el baño con la espuma y se hacían peinados diferentes, se reían porque se soplaban la espuma una a la otra y compitiendo de a quien le quedaba más bonito el peinado
¡ya hijas!, hora de enjuagarse; hay que ir a cenar y dormir – aviso Marian –
¡aahh! ¡mamá!, otro ratito – p