POV: DAIMON

"Ella es completamente nuestra." Fenrir gruñó en mi mente, el tono grave y satisfecho, arrastrado con un ronroneo depredador tras una cacería exitosa. La observábamos dormir, exhausta, el cuerpo rendido después de haberle tomado todo. Más de una vez. Más de lo que su cuerpo podía soportar y, aun así, nos había dado más.

"Podríamos tomarla otra vez." Completó, hambriento, impaciente. "Aún caliente. Aun latiendo por nosotros."

Apartando un mechón de su rostro, lo llevé detrás de su oreja. Mis dedos rozaron su piel cálida y sensible. Un escalofrío recorrió mi brazo. Su toque me encendía de adentro hacia afuera, siempre. E incluso ahora, inmóvil, somnolienta, parecía amoldarse a mí.

— No queremos herirla. Ni romperla — respondí en silencio, con la mirada fija en aquel rostro sereno —. La humana todavía es frágil.

"¿Seguro?" Fenrir susurró en un tono bajo y peligroso, como si supiera algo que yo aún no había percibido. "Ella destruyó a Hamissa. Vimos lo que quedó de ese cuerpo.