Cecilia
Han pasado cerca de ocho horas de camino y no se que es lo que me duele más, si la espalda o la sentadillas pero de que algo me duele me duele de eso no les quepa la más mínima duda.
La nana sigue sin decirme cual es el destino final a adonde nos dirigíamos, Ivana no se cansa de preguntarle pero ella sigue ocultando todo. Lo que respecta a mí ya me di por vencida. Si ella no quiere decirme a donde nos dirigimos es porque de seguro es un gran lugar.
Ahora que recuerdo olvide marcarle al señor Gotti, tendré que hacerlo en cuando lleguemos a donde sea que vayamos para que no se preocupe tanto por nosotras; ojala pueda hablar con la señora Verónica y aprovechar para que Ivana se despida de ella.
Al final hemos llegado y lo primero que veo al bajar en la terminal es el nombre de Celestún, nunca había escuchado sobre ese lugar y tampoco sabía a donde estaba.
—Bienvenidas a su nueva vida chicas.
— ¿Dónde estamos abuelita nana?
—En Celestún Mérida pequeña, el lugar donde yo nací y en