Capítulo LXXIV: Huyendo de Egipto...
- ¡Quédate quieta deberías sentirte honrada de que acogerás a mi heredero en tu vientre! Intentando abrir las piernas de Anat
- ¡Nunca, prefiero morir virgen que ser suya suélteme animal! – en ese momento Hemsut levanta el vuelo y ataca a Sinhué en el rostro – ¡Hemsut!
- ¡Maldito animal suéltame déjame deja mi rostro! – el halcón está rasguñando el rostro de Sinhué hasta que le arranca uno de los ojos– ¡¡¡Ahhh!!! ¡maldito animal, te juro que me las pagaras! – en ese momento entra Amsi
- ¡No te atrevas a tocar a Anat! – toma un plato de bronce y golpea a Sinhué haciendo que pierda el sentido – ¡Anat ¿estás bien?!
- ¡Amsi gracias a los dioses que llegaste! – Hemsut se acerca y se posa en el hombro de Amsi – y ahora ¿Qué haremos?
- Debemos irnos, tenemos que huir
- Pero ¿A dónde?
- Al reino hitita, Hasani me ha mostrado como llegar y como encontrarnos con mi hermano
- ¿Khalfani?
- El mismo, ten – le pasa una bata de lino – colócate esto tenemos que irnos antes de que ese bastardo despier