— Esto, mi pequeño, es solo entre tú y yo. — Sonreí cariñosamente a Conan mientras observaba sus manos, que parecían más robustas desde la última vez que lo vi. Victoria se acercaba lentamente, como un buitre esperando.
— Sophie, es hora de su siesta… ¡Necesito llevármelo! - Dijo.
— Puedo ayudar a que se duerma y sostenerlo en mis brazos hasta que despierte, no me importa. — Encogí los hombros.
— Tu tiempo con él hoy ya fue suficiente, humana. Ahora, el cachorro sigue una rutina y estamos cuidando todo. — Lycan respondió con mal humor.
— Harvey, por favor… — Levanté los ojos hacia él y mi voz falló al final, transmitiendo una profunda súplica. — ¡Déjame quedarme con mi sobrino!
El Alfa me examinó con una mirada penetrante, y pude sentir la malicia en su expresión, así como su emoción y deseo de control. Era evidente que estaba molesto por haber sido interrumpido en sus intentos, cualesquiera que fueran, de satisfacer sus deseos.
— Está bien, hazlo dormir. — Permitió el Alfa.
Vic