— Está bien, no necesitas amenazas - lo miré con firmeza. — Solo tienes que tomar impulso y saltar, ¿verdad? Soy una loba. — Cerré los ojos, sumergiéndome en la meditación que me permitía conectarme con la nueva forma lupina que me había sido concedida.
— Respira profundamente - instruyó el Alfa con serenidad. — Cuando abras los ojos, quiero que observes cuidadosamente el terreno frente a ti. Luego, toma impulso corriendo y salta con las patas traseras cuando estés al borde; mantén las patas delanteras dobladas en el aire.
— ¿Y cómo aterrizo? - Pregunté, aun con los ojos cerrados, la incertidumbre palpable en mi voz.
— ¡Instinto! - Respondió con un tono divertido, lo que me hizo abrir los ojos con preocupación.
— ¿Instinto? ¿Esa es tu instrucción? - Pregunté incrédula.
— Sí, ahora eres un animal, una loba. Tus instintos te guiarán en lo que debes hacer. Visualiza tu salto y aterrizaje mentalmente. — Insistió con convicción.
Gruñí levemente insatisfecha y luego cerré los ojos de n