Angélica salió la primera de la reunión y se dirigió a paso rápido hacia la cabaña que compartiría con el resto de híbridos. Miraba a su alrededor y trataba de buscar algún recuerdo en su cabeza, pero nada. Nada la llamaba la atención, nada le hacía sentir una angustia o alegría en especial, como parecía pasarle a Milita. Escuchó la voz de Raúl tras ella.
—Angélica.
Se volvió y vio al muchacho con el semblante serio.
—No quería ofenderte ahí dentro, mi comentario fue solo una broma.
Ella se encogió de hombros y siguió caminando sin detenerse a ver si él la seguía. Al llegar a la cabaña metió la llave en la cerradura y forcejeó con ella incapaz de abrirla. Raúl se puso tras ella, su cuerpo demasiado cerca. Angélica se puso tensa y luego comenz&oa