El sonido del mar me calma.
Es algo que siempre ha tenido ese poder.
Amo los días soleados y caminar descalza sobre la arena.
Me recuerda los días donde las preocupaciones y problemas no existían.
Eso quedó en el pasado.
Hoy estoy en problemas.
Y ese problema tiene nombre y apellido.
Renzo Vitale.
Estoy enamorada de él.
Tengo que admitirlo.
Estoy aterrada, y quisiera que todo fuera diferente entre los dos. Me hubiese gustado conocerlo en otras circunstancias.
Pero, soñar, no cuesta nada. Ahora tengo que decidir si trato de ignorar estos sentimientos o intento hacerme un espacio en su corazón.
Sin embargo, decirle ahora eso es imposible. Sé que, en el momento en el que yo pronuncié esas palabras, él se va a alejar.
—¿Por qué eres tan difícil? —susurro mirando el mar y como las olas golpean la orilla.
Miro la hora y suspiro al darme cuenta de que debo irme.
Necesito alistarme para la noche de hoy. Había pasado la mañana con mi madre. Fue una buena mañana para ella.