HUXLEY.
—¿Cómo te sientes?
[Un poco mejor] —me contesta por sus pensamientos— [Me sigue doliendo todo]
Le sonrió y dejo un beso en su mano "sana".
[En serio siento que voy a morir]
Le lanzó una mirada seria.
[No me veas así, que es verdad, además, dije que siento, no que quiero morir]
—El dolor va a ir disminuyendo —le digo—. Y, algún día, vas a estar completamente bien y cuando recuerdes esto vas a decir "de solo recordarlo me empezó a doler todo".
Mi chocolatina suelta una pequeña risa que se convierte en un quejido de dolor.
Acaricio su cabeza con cuidado y lentamente.
Ojalá yo estuviera en su lugar.
La puerta de la habitación es abierta y por ella entra mi papá.
—Oh, está despierta —comenta en cuanto ve a mi chocolatina—. Pensé que estaría dormida.
—Pues ya viste que no es así —le digo— ¿Tienes toda la información de mi chocolatina?
—Sí, sobre eso, les tengo buenas y malas noticias.
[¿Cuál es la mala?]
—¿Cuál es la mala? —le inquiero a mi padre.
—Mi nuera — [¿¡Dijo nuera!?] — tend