IV.

HUXLEY.

1 de mayo del 2032.

Esto no puede estar pasando.

Me acerco a Angela y la agarro del antebrazo haciendo que me voltee a ver y deje de gritarle a mis empleadas.

—¡Amor! —me abraza efusivamente— ¡Estas estúpidas no me quieren obedecer!

Ruedo los ojos frustrado y la aparto de mí.

—No me digas "amor" —le recuerdo—. Y "esas estúpidas" tienen nombre, así que respétalas y no vuelvas a llamarlas así, por favor.

Loren y Paula me ven y yo les hago una seña con mi mano para que se retiren, lo cual hacen después de hacer una reverencia.

—No puedo creer que me pusieras en ridículo enfrente de unas Don Nadie —me reclama Angela— ¡Así nunca me van a respetar!

—El respeto se gana, así que si tú quieres que te respeten, entonces respeta primero.

Me doy la vuelta después de decirle eso y me dirijo a mi oficina con Angela detrás de mí para mi mala suerte.

—¿Qué quieres? —le cuestiono una vez que llego a mi escritorio.

—Nada.

—¿Entonces que haces aquí? —le pregunto confundido viendo unos documentos.

—Estoy aquí para ir contigo a la fiesta de los asquero... —la veo mal—. De los humanos.

—Mucho mejor —le digo—. Ahora vete a tu casa.

—¿¡Qué!? ¿¡Por qué!?

—No te voy a llevar conmigo, Angela, y lo sabes muy bien —le contesto—. De hecho, ni siquiera sé por qué viniste en primer lugar si todos los años te digo lo mismo.

—La perseverancia es una de las cualidades más importantes de las lunas, pero sobre todo, tiene que ser la cualidad principal de la próxima reina, o sea yo.

—Tienes razón sobre que la perseverancia es una cualidad muy importante —le digo—. Pero te equivocas al decir que serás la próxima reina.

—Solo es cuestión de tiempo para... —me intenta tocar, pero me alejo—. Ok, no toco, pero llévame contigo.

—No.

—Pero ya tengo listo mi vestido —se queja—. No me puedes dejar así.

—De hecho, si puedo dejarte así —le contesto—. Mejor vete antes de que mi mal humor empeore y te termine diciendo algo que no te guste.

—Siempre eres un estúpido conmigo —me dice—. Si no te conociera, no estaría enamorada de ti.

Ojalá.

—Si no me conocieras, yo tendría paz —me mira mal—. Yo te advertí de mi mal humor y tú decidiste quedarte.

—Todos los años es lo mismo —me dice—. Realmente no entiendo como es que no tienes humor para mí, pero si para ir a esa horrenda fiesta, o sea, ni que ver como los humanos encuentran a sus parejas fuera algo importante o interesante.

—Angela —le hablo—. Ya cállate, por favor, y vete de mi casa.

—No me puedes obli... —la miro seriamente y un poco molesto—. Agg, bien, tú ganas, ¡me voy!

Se da la vuelta y sale de mi oficina azotando la puerta.

Por la diosa luna, ¿por qué Angela sigue sin entender que no quiero nada con ella? Llevamos casi toda la vida así y por más que le diga o le demuestre que no me interesa de esa manera, ella no lo entiende, o mejor dicho, finge no entenderlo y prefiere que siga diciéndole que nunca me voy a fijar en ella.

AMALIA.

—Agg —dice Ami con desagrado—. Que asco.

Veo como mi prima quita el tomate de su ensalada intentando no tocarlo mucho.

—Deja de perder el tiempo quitándole los tomatitos a tu ensalada y mejor come, no nos queda mucho tiempo.

—¿Comer con esto? —me pregunta con asco mientras agarra un tomatito—. Gracias, pero no gracias.

Deja la verdura arriba de una servilleta mientras yo pongo los ojos en blanco y me dedico a seguir comiendo.

Hoy es el "gran" día y desde las seis de la mañana todas las que tenemos 21 años (o que los vamos a cumplir este año) o más estamos en el internado arreglándonos para la ceremonia.

—Ey, doña Florinda —Ami me ve mal—. En serio empieza a comer, no nos queda mucho tiempo.

Señalo el gran televisor que hay en la cafetería -el cual indica que solo quedan tres minutos- para que mi prima lo vea.

Veo como Ami abre los ojos y empieza a comer apresuradamente mientras yo bebo agua.

¿Terminaste?

Asiento y la señora agarra mi bandeja para llevársela.

Veo como Ami sigue comiendo lo más rápido posible mientras yo la veo un poco graciosa, digo, no todos los días ves a tu prima con muchos tubos en la cabeza mientras come como si estuviera en una carrera.

La pantalla de la cafetería empieza a emitir un sonido cuando el temporizador llega a cero.

—¡Termine!

Ami alza los brazos feliz y ambas nos levantamos de la mesa para hacer una fila con las demás.

Apellidos de la A a la M van peinados y apellidos de la N a la Z a maquillaje —nos dice la directora—. Ahora de mi lado derecho hagan una fila quienes van a peinarse y del otro, hagan una fila las demás.

Todas obedecemos y poco después salimos de la cafetería.

🍋🍋🍋🍋🍋

Doscientos elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña, cuando veían que resistían fuera a llamar a otro elefante...

Veo como algunas chicas cantan esa canción infantil al igual que yo mientras intentamos calmar nuestros nervios lo más posible, lo cual no está funcionando muy bien que digamos.

En este momento todas nos estamos dirigiendo al edificio en donde será la gran fiesta, la cual empezara en unas horas.

Ami me toma de la mano y la aprieta y yo hago lo mismo.

¡Chicas, ya casi llegamos!

Ami y yo nos volteamos a ver nerviosas ante las palabras alegres de la directora.

El bus se detiene y por la ventana que está detrás de mí veo el gran edificio antiguo y elegante que está delante del bus.

—Wow —murmura Ami a mi lado—. Es impresionante.

Asiento atónita dándole la razón.

¡Es hora de bajar! —nos dice la directora.

Unas personas abren las puertas del bus desde afuera y de una en una empezamos a bajar del vehículo.

Un señor vestido totalmente de negro y con lentes oscuros, me ayuda a bajar del bus y yo le doy las gracias, por lo cual él solo asiente y yo me acerco a donde están las demás.

—Ya estamos aquí —habla Ami y me mira—. Dime que no soy la única que tiene ganas de llorar y salir corriendo de aquí.

—No eres la ú...

—¡MÍA!

Todas volteamos a ver el bus y vemos como un hombre vestido totalmente de negro agarra con posesividad al mismo tiempo que mira con adoración a una chica con vestido negro.

¿Qué? Es cierto que he estudiado por años en un internado en donde exclusivamente entran mujeres que tengan como alma gemela a un ser sobrenatural, pero eso no significa que me sé el nombre o que conozca a todas.

—Eso fue rápido —habla Ami mientras vemos a la pareja al igual que las demás—. Demasiado rápido.

—Al menos no la ha besado a... —veo como el hombre empieza a besar a la chica—. No, ya la beso.

—Y vaya que la beso —dice Ami mientras vemos como el beso se intensifica cada vez más—. Creo que...

¡Chicas, caminen! —habla la directora— ¡Todavía hay mucho por hacer!

Ami bufa a mi lado y todas volvemos a ponernos correctamente en la fila.

Antes de entrar, veo la gran pancarta dorada –la cual tiene las reglas de la fiesta– que cuelga del edificio.

Hoy no va a ser un buen día.

🍋🍋🍋🍋🍋

Estoy nerviosa, MUY nerviosa.

Me tiemblan las manos, tengo la garganta seca y unas intensas ganas de toser, pero tengo miedo de hacerlo porque siento que si lo hago voy a vomitar o en el peor de los casos, expulsar los pulmones por la boca y terminar llena de sangre.

Ey, tranquila —me dice una de las mujeres que forma parte de la organización del evento cuando pasa a mi lado—. Todo va a salir bien.

Ella se va después de decirme eso.

No sé ustedes, pero yo opino que esa mujer no es muy buena que digamos para calmar a las personas.

Ami –que está delante de mí– me voltea a ver y abre los ojos sorprendida.

—Mia, respira —me dice la pelirroja teñida—. Estás demasiado pálida.

La veo nerviosa y tartamudeo al decir:

—O-O-Olv-vide c-c-como r-r-respi-pirar.

Ami niega con la cabeza y rueda los ojos antes de darse la vuelta y poner sus manos en mis hombros para decirme que haga una serie de ejercicios de respiración para tranquilizarme un poco.

¡Prepárense, en poco tiempo se van a abrir las puertas!

Mis nervios aumentan y mi prima intenta calmarme al mismo tiempo que ve a Pato –el cual está al otro lado del pasillo haciendo fila– y le hace señas para que él se tranquilice, ya que él también está nervioso.

¡Un minuto!

Ami me echa aire con sus manos mientras yo inhalo y exhalo lo más que puedo.

¡30 segundos!

Siento un dolor en el estómago y la sensación de que me voy a desmayar, aunque sé que no va a ocurrir.

¡15 segundos!

La pelirroja teñida me dice que me tranquilice antes de darse la vuelta y con sus manos arreglar un poco la falda de su vestido.

¡5 segundos!

La mujer que estaba contando el tiempo ya no dice nada y en vez de eso, las puertas se abren.

Ok, es hora.

Tanto los elegidos como las joyas empezamos a avanzar en orden para entrar a un gran salón elegante y bajar las escaleras que nos lleva al centro del lugar.

Todos los consorte hacemos una reverencia hacia el balcón en donde está el rey observándonos antes de ponernos en posición y empezar a bailar entre nosotros.

En este baile hay cinco reglas, las cuales son muy fáciles y son:

1.‐ Los fantásticos llevan una máscara o antifaz puesto, a diferencia de los consorte que tienen todo el rostro descubierto.

2-. Los consortes bailan entre sí mismos.

3-. Los fantásticos se pueden unir al baile solo si detectan a su alma gemela entre las joyas o elegidos.

4.- Una vez que las almas gemelas están bailando juntas, ya no se pueden separar y dejan de bailar.

5.- Al final del baile, los consorte que no encontraron a su pareja son llevados a otro sitio a diferencia de los que si la encontraron, los cuales se quedan en la fiesta.

Doy vuelta, cambio de posición y de pareja constantemente mientras escucho como a mi alrededor varias voces dicen cosas como "¡mía!", "¡mío!", "¡te encontré!", entre más cosas.

El hombre enmascarado con el que estoy bailando hace que gire y cambie de pareja con Pato.

—Hola —me dice él con una sonrisa un poco nerviosa.

—¿Qué tal todo? —le inquiero del mismo modo que él.

Mi primo solo se alza de brazos antes de hacerme girar para hacernos cambiar de pareja.

El baile sigue y cada vez me tranquilizo más cuando veo como los no humanos que se unieron al baile van disminuyendo.

Cuando el último enmascarado sale del baile con su pareja, suspiro aliviada al igual que el chico con el que bailo.

Decido buscar a Ami y Pato con la mirada y para mi sorpresa, veo que ya no están bailando y están acompañados de un hombre y una mujer respectivamente.

El lado bueno de todo esto, es que no he encontrado (o mejor dicho no me ha encontrado) mi pareja.

El lado malo es que mis primos no tuvieron la misma suerte que su servidora.

Pero, bueno, después de todo al menos uno de los tres tenía que seguir soltero, ¿no?

Digo, ¿cuál es la probabilidad de que los tres encontráramos a nuestras parejas el mismo día del mismo año y en nuestro primer baile? Exacto, casi nulas.

Aunque no voy a negar que me sorprende que Ami y Pato ya hayan encontrado a sus parejas, ya que creí que con suerte solo uno de los tres la encontraría esta noche.

El baile termina y antes de que todos los consorte que no encontramos a nuestra pareja hiciéramos una reverencia para cerrar por completo el baile, la orquesta vuelve a tocar y los directores de los internados nos indican que sigamos bailando.

Todos obedecemos a pesar de estar confundidos y cansados, sobre todo las joyas, ya que nosotras utilizamos tacones.

Mientras bailo, empiezo a sentir como todo el lugar empieza a ser rodeado por un ambiente cada vez más y más tenso.

No entiendo nada, así que decido empezar a observar hacia los lados para ver que es lo que provoca eso.

Tiene que ser una broma.

Giramos y cambiamos de pareja, solo que esta vez las joyas nos encontramos asustadas y nerviosas, ya que el rey se encuentra bailando y se enfoca más en nosotras que en los elegidos, los cuales no están tan nerviosos por esto, aunque eso no quita el hecho de que tanto ellos como nosotras ahora bailamos un poco mal.

Cambio de pareja y me doy cuenta de que si la joya del rey no está entre las chicas que nos separan, tendré que bailar con él.

¡Por favor, que sea una de esas chicas que no quiero bailar con él!

Sigo bailando, girando y cambiando de pareja hasta que sucede lo que más temía.

El rey me agarra de una mano mientras pone otra en mi cintura para bailar mientras yo tengo la cabeza agachada –por respeto– e intento concentrarme más en mis torpes pasos (provocados por los nervios) que en el hecho de que me encuentro bailando con el ser más poderoso, temido, respetado, peligroso, justo e importante de este universo.

La cercanía del monarca me pone cada vez más nerviosa, tanto que siento que voy a caer inconsciente en cualquier momento, pero por suerte, llega el momento de girar y cambiar de pareja.

Giro y el rey me suelta y siento un gran alivio cuando eso sucede.

Pero... algo sucede y de un momento a otro término girando hacia atrás, quedando enfrente del rey con él rodeándome la cintura por completo con un brazo pegándome lo más posible a su cuerpo, mientras que con su otra mano me agarra de la barbilla y hace que nuestras miradas se crucen.

Mis nervios aumentan al igual que mi confusión, miedo y ganas de vomitar (por los nervios), pero nada de eso se compara cuando el rey por fin habla y con una leve sonrisa en su rostro me dice:

—Al fin nos conocemos, mi chocolatina.

Ay..., caramba.

Ya me jodí.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo