92- Una testigo.

Cloe con lágrimas en los ojos miró a Sebástian, claro, ahora la recuerdo, era una mujer muy amable, ella era la única que me trataba bien, mi mamá, bueno, Marcela me golpeaba cuando no hacía lo que ella quería, nunca me ayudaba con la escuela, yo era prácticamente su empleada doméstica, mi padre iba muy poco a vernos, ahora todo tiene sentido; estas cartas, ahí está todo, Peter es un desgraciado, las fotografías que yo vi en el periódico, eran mis padres, decía ella sin poder parar de llorar.

Ahora lo recuerdo, tú eras mi amigo cuando vivía cerca de las montañas, a ti te llevaban algunas veces, recuerdo que me enseñaste mis primeras palabras de alemán, jugábamos todo el día en el laboratorio, hasta esa día.

-Ahora entiendes porque debo de pedirte perdón de rodillas si es necesario Cloe, tu nunca tuviste que pasar por mi venganza, yo te hice daño vengando a mis padres y a Mía Williams, sin saber que eras tú.

En ese momento, Cloe no entendía razones y solamente lloraba, todos esos recue
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