—Bien, ese no es mi problema —hago bola el pedazo de papel y se lo lanzo en la cara—. Recoge tus mierdas y vete a buscar al padre de ese jodido crío, ya me buscaré una nueva puta.
Me sabe amargo lo último, porque con Lea bloqueando mi sistema, comienzo a creer que será algo imposible.
—¡Es tuyo, maldito desgraciado, tú hijo!
Me detengo antes de cruzar el umbral.
—No me vengas con esas m****as, Alicia, lanzando mentiras para retenerme solo aceleras tu muerte, se inteligente, agarra tus cosas y vete a la m****a.
—¡No he estado con nadie desde que me follas!
Sus mentiras están colmándome la paciencia, así que la encaro y rodeo su