Eso solo importaba.
—Si, es hermoso, pero no como tú—Deje la mochila en un banquito y la abrace por detrás.
Su cabeza reposaba en mis hombros y ella suspiraba de felicidad.
—Te amo, Ashley —Susurró.
—Y yo a ti preciosa —Besé su mejilla.
Disfrutamos de este eterno amanecer abrazados. Ambos sin decir una palabra, dejando que la suave brisa de la mañana ambiente el momento. Las aves despertaban y surcaban el maravilloso cielo azul. Las estrellas se desvanecían de nuestros ojos dando paso a las nubes majestuosas que pintaban este cielo.
Danna y yo nos sentamos y ella se recostó en mis piernas. Empecé a acariciar su rostro delicadamente mientras se dormía lentamente. Que divina se ve mi novia. Es hermosísima. Le saqué una foto mientras dormía plácidamente en mi regazo y luego empezó a babear.
Le saqué