Capítulo 24

LILIBETH

Aiden se da cuenta de mi presencia y por instinto, sin pensar en las consecuencias, camino hacia él y le quito a mi hijo, lo pego a mi pecho y levanto la mirada.

—Tardaste demasiado —frunce el ceño.

Las palabras se me amontonan en la garganta, el aire me falta y trato de mantener la calma. Respiro profundo empujando todas las emociones que se acumulan en mi pecho.

—¿Cómo has llegado? ¿Qué haces aquí? —mi voz tiende de un hilo.

—Me ofendes, no quiero que te asustes —retrocede tomando asiento en una de las orillas de la cama—. Te extraño, te amo, sé que la cagué, pero ahora que sé que tienes un hijo mío, no pienso volver a hacer nada que les haga daño ¿por qué no me dijiste la verdad?

Mi bebé balbucea y sigo con él sobre mi pecho, como si mis brazos fueran enormes armas que lo protegerán del peligro.

—Aiden, tienes que irte —trago grueso—. Yo…

Sus ojos siguen fijos en mí y en mi bebé.

—¿Cómo se llama? —inquiere con un brillo de las esperanza en las pupilas.

Me quedo callada, no
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