"¡Hana!"
Rubens y yo estábamos esperando el ascensor y, cuando las puertas se abrieron, Raíssa, Rubia y Giovana estaban adentro.
—¿Pensé que ya se habían ido? —Las miré con sorpresa.
—¿Te acuerdas de esa libretita que te enseñó Giovana? ¿La de las preguntas? —Rubia se estaba riendo.
—¿Cuál es el problema con la libreta? —Pregunté y vi a Giovana intentando contener una risita.
—¡No es que tuviera anotadas algunas preguntas, es que tenía la libreta entera de preguntas! Nana, ¡nunca pensé que mi hija me avergonzaría tanto! ¡La doctora canceló a todas las pacientes de la tarde cuando vio la libreta! —Raíssa estaba hasta con los ojos cerrados.
—Pero, ¿qué tenías tanto que preguntar, Gi? —Intentaba no reírme, pero me imaginaba el nivel de las preguntas.
—¡Pues pregunté todo, obvio! —Giovana se encogió de hombros.
—Sí, créeme cuando dice que preguntó todo, ¡fue todo de verdad! Hasta cómo es la masturbación masculina. —Rubia estalló en una carcajada, haciendo que los tres guardias de s