“Rafael”
De camino al bar, aproveché para provocar a Hana. Yo sabía lo inquieta que se ponía cuando la tocaba, pero no llegaba a donde ella quería. Así que hice todo el recorrido acariciando su muslo, subiendo casi al límite y volviendo a bajar. Y cuando llegamos al bar, supe que estaba al borde, a punto de saltar sobre mí.
—Mi loquita, solo necesito chequear a la gente, ¿quieres esperarme en la oficina? —le pregunté apenas entramos.
—No, voy a bailar. —Ella empezó a alejarse y yo la agarré por la muñeca, atrayéndola de vuelta.
—¡Cuidado con lo que es mío! —le susurré al oído y ella se rio. Me estaba provocando, y esa loca sabía bien cómo hacerlo.
—¡Apúrate, león, o podría aparecer un gatito antes de que vuelvas! —bromeó ella, y se dirigió a la pista del bar, riendo.
—Esta loca... —Me reí y la observé por un minuto, pero necesitaba revisar mi negocio, y mis guardias ya se estaban posicionando, con un ojo puesto en ella.
Tardé más de lo que hubiera querido y, cuando por fin pude