"Rafael"
Antes de abrir la puerta del cuarto para salir de mi mundito con Hana, todavía le di un último beso.
—Mi loquita, ¿tienes idea de cuánto me haces feliz? —pregunté pasando mi nariz por la suya.
—¡La tengo! Es exactamente igual a lo mucho que tú me haces feliz —respondió toda sonriente.
—Mmm, necesito hablar con Boris, ¡pero tuvo un pésimo timing hoy! —lamenté y ella se rio.
—Vamos, psicogato, si quieres a todas nosotras seguras, tienes que cuidar de Rai también, no puedes dejar las cosas a medias.
Salimos del cuarto y miré hacia el cuarto de Giovana, que estaba oscuro, la astuta ya había escapado a la sala. O tal vez estábamos atrasados para la cena. Pero cuando llegamos a la sala escuché las risas y me di cuenta de que efectivamente había escapado.
—¿No estás castigada, Giovana? —pregunté y ella levantó las cejas.
—Ya casi es hora de cenar, papá, y mi mamá ya debe estar llegando —argumentó Giovana, tenía argumento para todo, ¡era una criaturita imposible!
—¡Ya veo! Vo