"Melissa"
Hana y yo estábamos de pie frente a Lince Mundi esperando a Enzo. Ella parecía más animada desde que salimos del apartamento. Enzo vino hacia nosotras con una mano en el bolsillo del pantalón, caminando con esa confianza típica de un Martínez y esa media sonrisa adorable. Era un muchacho muy guapo y ¡se convertiría en un hombre que quitaría el aliento!
—Pero mira nada más, Mel, ¿de dónde sacas a estas mujeres hermosas? —Enzo ya llegó siendo un galán como el tío.
—Compórtate, Enzo, le dije que eras un muchacho serio. —Me reí. —Esta es Hana, asistente de Nando. Hana, este es Enzo.
Se saludaron y Enzo todavía hizo una gracia elogiando los ojitos achinados de ella. Este chico no era tonto, sabía encantar a las mujeres. Nos ofreció un brazo a Hana y el otro a mí.
—¡Vamos, divas! ¡El almuerzo corre por mi cuenta! —Sonrió y salimos caminando hacia el restaurante del otro lado de la calle.
Cuando entramos al restaurante vimos a Heitor, que agitó la mano invitándonos a su mesa.