Lilly Bradley
Lunes por la mañana…
Era tarde. Mi habitación había quedado desordenada como si un tornado hubiera pasado y arrasado por el lugar. Leah se había marchado temprano y mis padres igual. Yo era la única que quedaba en casa y llegaba tarde por primera vez a la empresa. Casi no había dormido este fin de semana en casa de Jackson, fuimos demasiado demandantes el uno al otro, no dejábamos de tocarnos, de acariciarnos y de tener orgasmos. Fue un fin de semana maratónica.
Tomé el abrigo, mi bolso y mi celular. Llegué a la puerta, al abrirla, me topé con el vecino de enfrente: Oliver.
—Buenos días, Lilly. —reprimí una mueca de fastidio, era el colmo de los colmos.
—Buenos días. —le di la espalda para cerrar, poner el seguro y marcharme, “No va a arruinar mi lu