“Alessandro”
Aparqué el coche en el aparcamiento de la empresa. Estaba ansioso, tan ansioso que conduje en silencio todo el camino. Catarina me miró con recelo todo el tiempo. Cuando le abrí la puerta del coche para que saliera, le tomé la mano para besarla y le dije:
—Me alegra mucho que finalmente hayas decidido volver a trabajar conmigo.
Sonrió y me besó de nuevo.
Le había pedido a Patrício que reuniera a todos en la recepción de la presidencia para informarles del regreso de Catarina. La reforma que hizo Sam terminó el viernes y quedé muy satisfecho con el resultado. Tenía un don especial para estas cosas. Estaba ansioso por que Catarina la viera y esperaba que le gustaran los cambios.
Mientras subía el ascensor, las manos de Catarina estaban frías y temblorosas. Cuando las puertas se abrieron, le di un ligero apretón a la mía, intentando consolarla.
Era un pequeño grupo de empleados de la presidencia. Al ver a Catarina, aplaudieron y mostraron su alegría por su regreso. Excepto p