Ayer me tomé el día libre y hoy estaba listo para la batalla. Descansé, pensé mucho y puse mi cabeza en orden. Iría a trabajar y hablaría con Alessandro. Incluso me pareció extraño que no me hubiera buscado aún.

Me sentí un poco insegura, tal vez se había olvidado de mí. Esa mujer que lo besó en la recepción, ¿era la mujer que él estaba buscando? Si es así Virginia y Patrício están equivocados y Alessandro ya se olvidó de mí. Pensar en ello me puso triste. Necesitaba saberlo.

Cuando Rick llegó, lo invité a la cocina a tomar café. Él sabría qué responderme.

-Mujer bonita, ¿cómo estás? – me preguntó Rick, examinando mi rostro.

-Estoy bien, Rick, gracias por llevarme a casa. Lo borré antes de que llegara, lo siento.

- Imagínate, Gato. Los amigos están para estas cosas. Fue un placer llevarte a la cama. – dijo, haciéndome reír por su broma de doble sentido.

- Gracias de todos modos. Pero hay una cosa que quiero que me respondas.

-Claro, ¿qué quieres saber?

-¿Quién es esa mujer? – Rick dej