BRANDON
Estaba tan concentrado en proteger a Isabel que no me di cuenta cuando llego. Cynthia lanza la caja con fuerza. En mi breve descuido, mi esposa corre hacia los restos de madera.
- Ni siquiera sabes que me hizo y corres a defenderla – reclama Cynthia a la anciana
- Discúlpate – le ordena como respuesta
- Eres una egoísta – grita – ¡Isabel!, Isabel, mi nieta consentida – se burla – y cuando…
- Ya basta – repite con tono firme, dejando en claro quién es la que manda en esta casa
- Te vas a arrepentir – le dice a mi esposa al pasar a su lado y si yo la escuche, supongo que la señora también
Isabel recoge las tablas desoladas, intenta armarlas, pero hay pedazos del tamaño de palillos de dientes, no dudo que pueda reconstruirlo como un rompecabezas, pero definitivamente no será rápido. Me acerco a ella