Entrada en la noche, Andrés acomodó a Mary en una silla en la esquina de una habitación con poca iluminación. Thomas se encargó de acomodar a la doncella que ya no se debatía para tratar de escapar. Los dos hombres se acomodaron delante de Mary en dos sillas. Thomas encendió un la chimenea y regresó a su asiento. Los dos se tomaron un momento de silencio para ver si ella reaccionaba o decía algo. Al no ver ningún movimiento por parte de ella, Andrés le quitó la capucha y comenzó a hablar -Finalmente, después de tantos años de buscarte, te encontramos zorrita.
-No sabes el trabajo que nos has dado- añadió Thomas.Mary preguntó con voz llorosa -¿Qué quieren de mí? No entiendo por qué me tienen aquí. Nunca me he relacionado con ustedes. Andrés se acomodó en su sil