¡Veinte minutos!
Exactamente ese fue el tiempo que estuve en shock, luego de leer el “positivo” de aquella prueba de embarazo, que me hizo el hombre más feliz del mundo y me instó a amar más a aquella hermosa y maravillosa mujer que me regaló la vida. Martha se ha dedicado a mimarme más que nunca y yo parezco un pequeño tonto y caprichoso. Tanto así que nos casamos en quince días. La boda será auspiciada por un presbítero amigo de mis padres, mi hermana enloqueció con la noticia a pesar de que está completamente enamorada de Marlon y Susset.
— ¡Me encanta tu vestido Martha! – ambas insistieron en que las acompañara con las compras, me siento en el sofá que se encuentra en el centro de la tienda mientras observo a mi chica que le hace mala cara a alguien — ¿Saldrás? – Martha