—¿Qué diablos se supone que significa esto?— Preguntó Lillian, ella no quiere apoyarse en el hecho de que él puede haberla atraído a su casa, quien sabe, él podría ni siquiera tener Shana. Su respiración se entre cortó con ese pensamiento —Dijiste que tenías Shana, ¿dónde está ella?— Shane se encogió de hombros.
—La llevé a casa—. Lillian frunció el ceño.—¿Cuál casa?—Tu casa—, se lamió los labios, poniendo su peso en un pie —se escapó de casa y vino a buscarme a la oficina—. Con cada palabra que dijo, Lillian estaba más confundida.—¿Por qué iría a buscarte? Ella no te conoce.—Pero ella lo hace, y ella también sabe que soy su padre.—Tú no eres su padre, Robert es...—No,