Anya.
Tener tanta tranquilidad gracias a Morris parecía tan extraño, tan bueno y pintoresco, demasiado bueno para ser realidad.
El psicópata tenía que arruinar mi maldita noche, todo iba excelente, Einar y yo riendo, Einar tratando de no ser un témpano de hielo, Einar besándome, Einar sobre mí, Einar chupando mis pechos.
Hasta que la maldita alarma que tiene en su móvil comenzó a sonar, haciendo la alerta que algo sucedía en la sede.
Como nunca imaginé, llegamos en menos de veinte minutos, al entrar a la sala, se podía observar a los equipos reunidos; Alpha, betas y Deltas.
Pero como cabecillas de ellos los élites, quienes iban llegando, algo cómico de ver fue que toda la élite al estar dentro nos veíamos de etiqueta, sin excep