508. CONTINUAÇÃO
Nos adentramos en la clínica de Luigi. En el piso de Gerónimo encontramos un mundo de cadáveres. Miro múltiples huellas de tiro en los cristales, algunos de ellos rotos. Giro la cabeza hacia la terraza contigua, donde cuatro sombras con armas de largo alcance me hacen un saludo militar y desaparecen. Sé quiénes son. Al parecer, estos tipos le tienen cariño a mi sobrino. Hoy sí lo han salvado; si no hubiera sido por ellos, habría sido asesinado.
—Están todos bien? —pregunto, entrando a la habitación. Es un desastre.
—Mi cielo no está bien, llamen al tío Luigi —dice Gerónimo, saliendo con Cristal en sus brazos desde el baño—. Está desmayada y creo que sangra por su herida.
—Súbela a la cama, Gerónimo —le dice Fabrizio—. Vamos a llevársela al salón de operaciones; allí está operando a Vicencio.
Hacemos lo que dice. Se la llevamos a Luigi, que al verla manda que la introduzcan en el salón.
—Qué rayos es esto, Colombo?! —me pregunta—. Ni que estuviéramos en una guerra! Me han destrozado la