TOMO 3. CAPÍTULO 134. Dos hombres no tan idiotas
TOMO 3. CAPÍTULO 134. Dos hombres no tan idiotas
Logan
Las luces de las camionetas que vinieron a buscar a Liliana desaparecen en la distancia, pero yo sigo clavado en el mismo lugar, viendo el suelo como si fuera a encontrar ahí alguna respuesta. Este es el sitio que Liliana señaló. Aquí, según ella, empezó a tener a los niños. Me duele el pecho de solo pensarlo, como si una mano invisible me estuviera aplastando el corazón.
Y me doy cuenta que ese fue quizás el terrible presentimiento que tuve mientras me estaba casando con Carolina, esa que me llevó a beber como un poseso toda mi luna de miel, esa sensación desesperante de que Liliana me estaba mirando… porque lo estaba haciendo.
Miro las luces lejanas de las camionetas y aprieto los dientes porque al menos es obvio que está protegida. Arthur Wexler le sigue la pista como un perro de presa, la encuentra en cualquier lugar, y la verdad no sé qué me hace sentir eso.
Doy un paso hacia adelante, luego otro. Mis botas pisan el polvo, pe