HOMBRE 1. Capítulo 38.
Ekaterimburgo estaba ubicada a los pies del monte Urales, en la frontera entre Asia y Europa, siendo conocida por muchos como el último emplazamiento urbano de occidente antes de llegar a Oriente.
Gracias a la teletransportación, Borya, Drake y Yelena cruzaron en segundos los casi dos mil kilómetros de distancia que los separaba con esa ciudad moderna, pero que mantenía con orgullo hermosas edificaciones antiguas e infinidad de monumentos.
Aparecieron en el interior de un callejón desolado en pleno centro histórico, a pocos metros de la torre Vysotsky, el único rascacielos de la ciudad.
—En marcha. Iván debe estar esperándonos —apuró Borya, antes de salir del callejón.
Drake tomó a Yelena de la mano y caminó tras el demonio. Cuando andaban por las anchas calles, notó que la chica miraba todo con curiosidad e inquietud.
—¿Es tu primera vez aquí?
Ella negó con la cabeza.
—Nací en esta ciudad, pero recuerdo muy poco de ella. Nunca regresé por miedo a Belfergor —confesó sin dejar de evalu