Capítulo 4

Tomé un vestido a la sal, el cual era corto me estaba lleno de brillos. Me bañé, y salí vestida para ir directamente a la fiesta que habíamos acordado con mis amigas.

 

Mis pasos revoloteaban por todo el salón, y había llegado a la planta baja hasta que finalmente, casi me tropiezo de nuevo con alguien.

 

—¿Ya te vas..? —Quiere saber una voz masculina y al levantar la vista me encuentro con el; con Leonardo.

 

—Y-yo me estoy marchando. Me iré a una fiesta con mis amigas.

 

 No sé porqué explique eso.

 

<<¿Por qué tiene que ser tan lindo..?>>

 

—Entonces cuídate —dijo simplemente y apoyó su mano en mi hombro para después marchar. 

 

Senti el calor de su palma durante unos breves segundos, y mis mejillas se pusieron rojas.

 

Ignorando el sentimiento, y salí hacia el exterior. En cuanto lo hice, las puertas me parecieron bastante pesadas.

 

 Por así decirlo.

 

 

En ese momento, lo único que quería era básicamente huir.

 

Darme cuenta de que todo básicamente podía llegar a ser siempre un error, cualquiera de las opciones me mantenían bastante distraída y con el corazón a mil por hora.

 

 

—¡Ven! —comentaron mis amigos, después de haber llegado en un vehículo. 

 

—Ahora voy —comenté divertida y me subí rápido. 

 

—Estás muy linda —comentó Pilar, abrazándome.

 

 Nosotras dos nos encontramos en la parte de atrás, mientras que adelante nos llevaba el hermano de pilar, y a su lado iba pupilar. 

 

Nos miramos divertidas. 

 

Lo salude amablemente a su hermano, el mismo me miró con una sonrisa amable, y simplemente aceleramos. 

 

Las tres, nos queríamos emborrachar como si a mí me hacía más falta que nunca. 

 

Quería borrar los tristes recuerdos, del amor que sentía por Leonardo. Suspiré sintiéndome en ese momento bastante triste. pero Aymaras, me sacó mis pensamientos divertida, al igual que Alma. 

 

Las dos, me miraban empezaron a hablar de algo que no me dio mucha importancia, porque enseguida me desconecté de la conversación. 

 

Sus ojos azules me miraban desde la oscuridad, su sonrisa era tan blanca que podía resplandecer cualquier luz negra que hubiera.

 

—Amiga ¿Estás aquí..? —Quiere saber la voz de Aymara. 

 

—Si, estoy bien —dije simplemente, y al prestar atención ya habíamos llegado.

 

 Me bajé, con un poco con dificultad debido a lo pegado que tenía el vestido a mi cuerpo.

 

De igual forma, entramos tomadas dela mano, riéndonos divertidas, y en ese momento me sentí bien. La música nos envolvió un ambiente bastante cálido y con olor a sudor y a cigarrillo.

 

 Ni siquiera ya podíamos escuchar nuestra propia voz: tenemos que acercarnos muchísimo para escucharnos y hablarnos en el oído.

 

 Hice una mueca, al ver el lugar estaba repleto. Muchos cuerpos sudados, bailaban al ritmo de la música.

 

Primero fuimos a la barra, comenzamos a gritarnos para entendernos.

 

—¡El lugar está repleto! —gritó Aymará.

 

—¿Qué viste a Repetir? —pregunté confundida.

 

—¡Vamos!

 

—¡Yo quiero tomar un gancia!—comentó Pilar a los gritos y el bar parecía entender. 

 

—Yo quería solamente un vaso de cerveza —dije pero al parecer no me entendió, porque me dió vodca.

 

Yo quería olvidar.

 

Y encima nos había regalado unos cupones para bebida gratis. 

 

Lo bueno, es que nuestro lado teníamos al conductor designado, el cual había venido esclusivamente para cuidar a Pilar. 

 

Francisco, era un chico que siempre había intentado venir a nuestra fiesta, era el que no tomaba; era muy estudioso como incluso sabía que estaba en la universidad de mi hermana, creo que eran compañeros o algo así.

 

Pero él era mayor tenía 25 años. Me miraba de reojo. Aunque a decir verdad no entendía muy bien porque él estaba aquí. 

 

 Se preocupaba mucho por su hermana, pero después de tomarme el vaso de lleno, me di cuenta que está un poco mareada. 

 

Divertida tomé la mano de Francisco y el mismo me miró sorprendido. 

 

Nunca había hecho algo así: en realidad era la primera vez que yo sostenía su mano y por algún motivo se sintió bien. 

 

Su piel, era suave.

 

El mismo bajó la mirada un poco con las mejillas sonrojadas, y le dije al oído:

 

—Te pusiste rojo ¿por qué te tome de la mano..? —quise saber un poco borracha.

 

Ya que no había comido nada.

 

—No, para nada... Es... es solo que hace calor —dijo tartamudeante y no pude evitar reírme. 

 

Lo abracé para su sorpresa, no fuimos al interior de la pista, empecé a mover mis caderas, y el apoyo sus manos en las mismas. Me miró sorprendido.

 

No puedo evitar reírme divertida al ver su cara estupefacta. Doy la vuelta al ritmo de la música para seguir bailando y meneando mis caderas. El, después de 15 minutos se soltó. 

 

Ambos quedamos tan pegados, incluso podía sentir los latidos de su corazón. 

 

<<Su corazón late con prisa>>

 

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