Un par de días después todo estaba fluyendo con normalidad en la ciudad de Niza. La noticia del arresto de Ángela Lombardi había aparecido en todas las portadas de los periódicos y había sido un impacto a nivel nacional.
La policía no había vuelto a saber nada en absoluto de Daphne Denver. Tampoco se había presentado para tratar de salvar a su única hija.
Daphne Denver se había perdido del mapa. Por su parte, Ángela Lombardi había sido sentenciada a tres décadas y media de prisión y ese período lo pasaría en una cárcel de la capital del país: París, Francia.
Esa noche Gaspar Lombardi había reunido a toda la familia para una cena de celebración y sobretodo para poder llegar a un acuerdo justo con cada uno de ellos.
—¿Qué noticias nos planeas dar?— Aitana entró a la oficina de Gaspar Lombardi.
—Es una sorpresa. Tengo la convicción de que a cada uno de ustedes les va a encantar.— Contestó él, firmando un par de documentos.
—Por ahora nadie se ha reportado. Pero ese le dará tiempo sufici