Andrea asistió a sus clases, y como era de esperarse, Julián se acercó a ella durante el receso de ese día. Sin embargo, a diferencia de otros días, esta vez ella parecía más tranquila con la compañía del joven, quien realmente solo intentaba ser amigable. Andrea, por su parte, estaba dispuesta a hacer más llevadero el tiempo que pasaría estudiando en esa preparatoria.—Dime una cosa, Andrea, ¿tienes planes para esta tarde? Estaba pensando en que podríamos hacer algo diferente —sugirió Julián con una sonrisa.—Oh, aunque no tengo planes, tampoco creo que me den permiso para hacer algo en la tarde —respondió Andrea, sintiendo una ligera ansiedad.—Eso me imaginé. Tal vez deberías preguntarle a tu hermana si te da permiso. Y si no lo consigues, lo entenderé —dijo Julián, tratando de ser comprensivo.—Vale, yo la llamaré en este momento y le preguntaré —aseguró Andrea, sintiendo un nudo en el estómago.Al cabo de algunos minutos, Andrea se contactó con su hermana Ruby. Estaba un poco ner
Adriel comenzó a golpear al chico sin importarle nada. Estaba enfocado en darle su merecido a ese idiota que pretendía hacerle daño a la pobre jovencita Andrea. La rabia lo consumía, y se sentía demasiado molesto por toda la situación.—¡¿Por qué estás haciendo esto?! ¡Maldita sea! Ahora mismo llamaré a la policía —gritó el chico, mientras intentaba protegerse de los golpes.Sin embargo, Adriel no podía detenerse; la ira lo cegaba.Finalmente, cuando se dio cuenta de que estaba en un punto peligroso, se detuvo. El joven ya estaba tirado en el suelo, quejándose y con sangre manchando su piel. Adriel respiró hondo, sintiendo que lo que estaba haciendo podía llevarlo demasiado lejos. Con una mano, se ocupó de marcarle a la policía, mientras que con la otra sostenía a Andrea, que parecía haber perdido la conciencia y no reaccionaba.Con el corazón latiendo con fuerza, Adriel logró comunicarse con la policía.—¡Emergencias! ¿Cuál es su emergencia? —preguntó la operadora, su voz firme y pro
Cuando Sung-Hoon le contó a su esposa Ruby lo que había sucedido con su hermana Andrea, la reacción de ella fue inmediata. Su rostro palideció y sus ojos se llenaron de lágrimas.—Sung-Hoon, me siento tan mal al saber lo que pasó… —dijo Ruby, su voz temblando—. No puedo creer que su propio compañero de clase haya hecho algo así. Le dije que podía pasarla bien en la tarde, le di mi permiso, y ahora mira lo que ha pasado. Es tan injusto.Sung-Hoon se acercó y la abrazó con fuerza, tratando de consolarla.—No es tu culpa, Ruby.Lamentablemente, este tipo de cosas son sucesos imprevistos. Nadie podía prever lo que iba a suceder —dijo él, con la voz firme pero amable—. Y lo más importante es que Andrea está estable. Adriel estuvo allí y logró intervenir a tiempo. Si no hubiera sido por él, las cosas podrían haber sido mucho peores.Ruby asintió, aunque la impotencia todavía la consumía.—Tienes razón —respondió, tratando de encontrar calma en medio del caos—. Debo ser fuerte. Quiero ir al
El abogado de Sung-Hoon se encargó de gestionar todos los aspectos legales relacionados con lo que le había sucedido a Andrea. Su prioridad era asegurar que se hiciera justicia y que la experiencia de Andrea no se convirtiera en un trauma adicional. Las autoridades pertinentes tomaron el caso con seriedad, investigando cada detalle para garantizar que se hiciera justicia.Sung-Hoon, preocupado por el bienestar de su hermana y de Ruby, tomó la decisión de proteger a Andrea de cualquier complicación adicional. Sabía que revivir la experiencia podría ser doloroso para ella, así que se aseguró de que no tuviera que involucrarse en el proceso judicial en la medida de lo posible.—Quiero que estés bien, Andrea. No quiero que tengas que pasar por esto de nuevo —le dijo Sung-Hoon en una conversación que tuvieron sobre el asunto.Después de una exhaustiva investigación, finalmente se emitió un dictamen sobre Julián, quien era menor de edad y había sido acusado de varios delitos, incluyendo agr
Ruby notó que su hermana había llegado un poco más tarde de lo habitual. Los últimos días habían sido así, y la curiosidad la llevó a preguntarle: —¿Te ha traído Adriel otra vez? Andrea asintió, sonriendo. —Sí, pasó por mí a la preparatoria. Pero antes de venir, nos detuvimos en el parque y estuvimos hablando un rato. Ruby sonrió, sintiéndose aliviada de que su hermana tuviera un amigo en quien confiar. —Andrea, sabes que no tengo ningún inconveniente en que tengas una amistad con el amigo de mi esposo. Pero no quiero que, de pronto, te sientas confundida o… Andrea comenzó a reírse en ese momento. —Hermana, no te imagines nada de eso. No pienses mal. Solo veo a Adriel como un amigo. Es una buena persona y eso es todo. Ruby suspiró, sintiendo un leve alivio. —Bueno, no estoy pensando mal de ustedes. De hecho, Adriel es una persona bastante sincera y buena. Es evidente que se preocupa por ti porque te aprecia y te ve como una hermana pequeña… Aun así… —Lo sé, hermana
Cuando Leandro llegó a casa, su hermana Míriam lo vio desde la sala y se alarmó al notar su estado. Se acercó rápidamente y le preguntó: —¿Qué te ha pasado, hermano? Leandro, frustrado, se dejó caer en el sofá y comenzó a desahogarse. —No sé, unos idiotas en un bar comenzaron a molestarme y todo terminó en una pelea. Todo esto es culpa de ese maldito bastardo de nuestro hermano. Míriam, un poco confundida, quiso saber más. —¿Sung-Hoon hizo que te molestaran? Leandro, con rabia, respondió: —¡Se burlan de mí porque mi padre decidió heredar todo a un bastardo y no a su propio hijo! Es tan ridículo. Míriam resopló y puso los ojos en blanco. —No tienes razón, hermano. Por ese idiota estamos pasándola tan mal. Se ha quedado con todo lo que nos pertenece. No me interesa si nuestro padre se lo dejó; es una injusticia y un robo. Leandro sintió que la frustración de su hermana resonaba con la suya. La injusticia de la situación lo consumía, y la pelea en el bar solo había si
Esa mañana, Constanza estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para perjudicar a su sobrina, Ruby. No le importaba nada más que sacar algún provecho de la situación, especialmente ahora que estaba atravesando una etapa de dificultades económicas en la que apenas tenía para comer. Constanza había logrado obtener la dirección de la compañía de Sung-Hoon Dankworth, el esposo de Ruby. Al llegar, su rostro se iluminó con sorpresa al observar las instalaciones lujosas que la rodeaban, un mundo que parecía de ensueño. "Sung-Hoon Dankworth es aún más poderoso de lo que imaginaba", pensó. Con esa idea en mente, decidió que chantajear a ese hombre sería la mejor manera de obtener dinero rápidamente. Con una sonrisa calculada, se acercó a la recepción.-Buenos días. Probablemente no me has visto por aquí, pero he venido por una situación muy importante y necesito hablar con Sung-Hoon Dankworth. La recepcionista, visiblemente desconcertada, respondió con cortesía: -Buenos días, señora. L
Al abrir la puerta, se encontró con Sung-Hoon todavía sentado en su escritorio, revisando algunos documentos. Su expresión era de desprecio, pero Constanza no iba a permitir que eso la intimidara.-¡Sung-Hoon! -exclamó, cerrando la puerta con fuerza detrás de ella-. No te puedes deshacer de mí tan fácilmente. Estoy aquí para dejar las cosas claras.Sung-Hoon levantó la vista, su expresión se tornó en una mezcla de sorpresa y diversión.-¿Qué más tienes que decir, señora Constanza? Pensé que ya habíamos concluido esta conversación.-No me malinterpretes. Vine aquí porque sé que tienes mucho que perder, y no me iré sin hacerte ver que lo que estás haciendo es un error monumental -replicó, cruzando los brazos.Sung-Hoon se reclinó en su silla, observándola con una sonrisa que irritó aún más a Constanza.-¿Un error monumental? ¿Acaso crees que estoy en una relación falsa con Ruby? Estamos construyendo una vida juntos, y pronto seremos una familia.Constanza sonrió con desdén.-¿Familia? ¡