Luego de esperar un par de minutos, por fin era el turno de Naithan. Daba gracias a la vida por el hecho de que no se había percatado de mi presencia.
Ya que no tenía la menor idea de qué iba a pensar al verme, o bueno si al menos me iba a recordar. Termino de pagar, y no supe donde esconderme.
En cuanto volteó se quedó unos segundos analizando mi imagen, como si su mente le trajera el recuerdo de mi voz elevándose y pasando pena. Tenía un aire arrogante que le quedaba genial, el tipo de chico que las miradas serias y de superioridad, pueden pedirte lo que seas y tus hormonas responderán por ti.
—Hey gelatina ¿Me recuerdas? —Me sorprendió tanto po