Esa mañana Adhara le miró un buen rato, era algo interesante para ella ver como este se iba relajando poco a poco a su lado, había comenzado a ver en él un cariño que antes no existía.
— Desde hace mucho rato me observas mujer — le dijo medio adormilado.
— Solo te estoy observando, duermes con la boca abierta — le contestó ella, sabía que eso le hacía gracia, siempre tenía algo que criticar en forma de risa.
— No descansais lindo, de hecho, sentí que me iba estabas lastimando las costillas — le contestó, haciendo que esta riera a carcajadas, estaban pasando por una de las etapas más buenas de sus vidas, el hecho de que este se quedara junto a ella y disfrutarán de risas y conversaciones convencionales, le agradaba mucho, Chaid era su esposo, el homb de que amaba y esperaba que este también lo hiciese con ella, era algo que esperaba.
— ¿Me amaras algún día? — le preguntó, aquello fue algo que el no se esperaba, así que solo Sonrió.
— No se puede predecir el futuro, no somos dueños de