Jasper.
Volver a la normalidad era lo que necesitaba para dejar de pensar en Victoria Evans. Tener a una prostituta frente a mí succionando mi polla, mientras yo disfrutaba cómo nunca. Mi mente se quedó en blanco y me centré en el placer que aquella acción me proporcionaba, alejando de mi mente eso que no podía tener.
Con una buena mamada de mi prostituta favorita y los bolsillos un poco más vacíos salí del burdel, entrando después en el auto. Tenía negocios que hacer con Mcland, y no iban a ser de los agradables.
Llegué al taller de aluminio antes de lo previsto, aún estaban comproband