¡Oh, pinocho! | Gigi.
Evite el resto del día a James y a Oliver también, por cotilla.
- ¿Ya nos vamos? - pregunto Miriam.
- Si - contesto felizmente tomando mis cosas después de acomodar mi silla giratoria.
- ¿Y qué tal tu almuerzo? - se burló porque ella ya sabía todo lo sucedido.
- Ya cállate - dije - eso no fue gracioso.
- Claro que sí, después te burlaras de esto.
Intenté protestar ante ese comentario, pero James nos interceptó a tan pocos pasos de mi libertad.
- Señorita Anderson - dijo con una sonrisa en labios - tenemos que hablar.
- ¿Podemos hacerlo mañana? - intenté alargar está conversación.
- No, hoy - dijo seriamente.
- Es que Miriam me lleva a casa... - intenté excusar cuando él se dirigió a Miriam.
- Señor