Capítulo 16. Un Simón que estremece.
Madison y Simón volvieron a su mesa, con los aplausos todavía resonando, él había tomado en sus manos el juego de Versace que había comprado y le puso el collar y la pulsera a su esposa y la instó a ponerse el resto de los accesorios.
―No quiero que vayas sin joyas ―le dijo mirándola a los ojos.
―Creo que fue por una buena causa, todos lo verán así y no creerán que eres un tacaño que no me regala joyas.
―Aun así, compláceme, por favor.
Durante la subasta les habían servido champaña y algunos entremeses para degustar, pero Madison tenía hambre.
―Creo que el champán se me subió un poco a la cabeza, espero que no tarden mucho en poner la cena ―le dijo a Simón.
―Comenzarán a servir pronto.
―Iré al aseo entonces ―dijo ella levantándose. ―Volveré pronto ―aseguró Madison.
El baño era bonito y lujoso, entró a un cubículo hizo pipí y al salir se topó de frente con Viviana.
Madison dio un paso a un costado para ir al lavabo para lavarse las manos, pero Viviana la interceptó.
―Eres una zorra man