A la mañana siguiente, me desperté sobresaltada, pensando en que lo que había sucedido el dia anterior sería un mal sueño que tuve, pero al girar mi cuerpo, vi a mi reciente marido mirándome con sus grandes ojos azules y con un brazo apoyado en el almohadón.
— Buenos días querida esposa — me dijo, viendo una sonrisa cargada de lujuria en sus labios
— Buenos días, esposo ¿no me traes el desayuno a la cama, como suelen hacer los recién casados? — pregunte con sarcasmo
— No, hoy me apetece quedarme más tiempo en la cama, haz tu el desayuno para los dos como una buena esposa sumisa — me dijo riendo
Cuando me fui a levantar de la cama enfadada por su contestación, Giuseppe me cogió del brazo volviendo a tumbarme en la cama, cogiendo mi barbilla con sus dedos obligándome a mirarlo
— ¿Te has enfadado con flor de loto? — me pregunto
— No debería segun tu, eres un mafioso y tienes que ser duro con todo el mundo, incluyendome a mi
— Tu lo has dicho, soy un mafioso, ahora bien si quieres que sea duro contigo, te aseguro que por mi no hay problema, te complacere si es eso lo que deseas — me respondió
—- Lo que deseo ahora es un café, necesito despertar de esta pesadilla — le conteste
— Esta bien, a mi me gusta negro y con una cucharada de azucar solo — me dijo
— Levántate de la cama y te lo pones tú o ¿no tienes quien te sirva el desayuno? — le respondí riendo
Giuseppe aparto la sabana que nos cubria, fijandome en que tenia su miembro duro y erecto, acaricio con sus suaves manos desde mi sexo hasta mis pechos, acariciando mis duros pezones, puso su boca en mi cuello, lamiendo y mordiendo mientras iba bajando hasta mis pechos, metiendose primero uno de ellos en la boca, mordiendo mi pezon haciendome gemir, para hacer lo mismo en mi otro pecho, levantando despues su mirada cruzandose con mi mirada
— Estas tetas pronto darán de comer a mi heredero — me dijo
— Creo que es muy pronto para eso — le respondí
—- Yo creo que no, ya que yo no uso proteccion y tu no tomas anticonceptivos, además si he aceptado casarme contigo es por tener un heredero, porque para follar ya tengo a mis amantes y no te necesito a ti, pero casarme con una virgen no me ha disgustado — me dijo
— Eres lo peor que he conocido, apártate ya que necesito tomarme un café, para despertarme de esta pesadilla — le grité, intentando soltarme del agarre de Giuseppe
Sus manos empezaron a amasar mis pechos, haciendo caso omiso a lo que le acababa de decir, tapando mi boca con su boca, siendo su lengua como una serpiente en mi cavidad, dejándome casi sin aliento. Giuseppe se puso encima de mí, rozando mi clítoris con su duro miembro,
— No sabes lo que me haces Adrianna, me vuelve loco tu cuerpo — me dijo, volviendo a morder mi duro pezón, pegando después sus labios a los míos, fundiéndose nuestras lenguas con pasión
Puse mis manos en el pecho de mi marido apartandolo, poniendome de rodillas entre sus piernas, mirandonos los dos, viendo en su cara una expresión de sorpresa, de lujuria y deseo, me incline pasando mis labios por sus muslos, mordiendo despacios, cogiendo Giuseppe mi pelo con una mano, Subí con mi boca por sus muslos hasta llegar a aquel miembro duro y erecto
— No tienes porque hacerlo Adrianna — me dijo
— Y no lo haré querido marido, porque lo que quiero es mi café, te espero abajo — le dije levantándome de la cama, poniendome el albornoz y marchandome del dormitorio
Cuando salía del dormitorio, escuche insultos y quejas de mi querido esposo, pero riendome me fui acercando hasta la cocina, viendo a una mujer mayor y de pelo canoso haciendo cafe
— Buenos días — le dije cuando entre en la cocina
— Buenos días señora, ¿le sirvo un buen café? — me pregunto
— Pon dos cafés Renata, por favor –dijo Giuseppe cuando entró en la cocina– Me las vas a pagar cara — me susurro al oído muy enfadado
Después de tomarse el café Giuseppe con unos cuantos bollos recién hechos por Renata, Giuseppe se marchó de la cocina, marchandome yo tambien unos minutos después, cuando pase por delante de la puerta del salón, me quedé quieta ya que mi querido esposo estaba hablando por el teléfono y yo quería saber todo lo que decía.
— Claro que te echo de menos Andrea, pronto nos veremos no te preocupes cielo — escuche a mi esposo decir
Mi sonrisa al escuchar lo que le decía Giuseppe a otra mujer, se me congelo marchandome al dormitorio, cuando entre me sente en la cama pensativa, recordando lo que me dijo de sus amantes, viendo entrar en nuestro dormitorio poco después a Giuseppe acercándose a donde yo estaba sentada
— ¿Qué te pasa? ¿ya no sonríes? — pregunto
— No me pasa nada, déjame en paz — conteste
— Anoche no me decias que te dejará, si no que no paraban de repetirme que querias mas — me dijo
— Anoche no sabia que eras tan cabrón y tan infiel — le respondí, fijandome como Giuseppe arqueaba una ceja mirándome
— Haber Adrianna, o me dices que te pasa a las buenas o te juro que te ató a la cama y te follo hasta que te vea llorar rogando que pare, tu decides
— Me da lo mismo, no quiero hablar mas contigo, eres un perro infiel y quiero el divorcio — le respondí escuchando seguidamente sus carcajadas
— Me gusta más lo segundo que te he dicho, pero te puedo asegurar que estarás durante un mes sin poder andar ¿lo quieres así? — me dijo
— ¿Te vas a ver con tu amante? — pregunte, viendo como mi esposo sacaba de su mesita unas esposas, mirándome con una sonrisa ladina en sus labios
— ¿Estás celosa, querida esposa? — me pregunto, jugando con las esposas en sus manos
— ¿Quién yo? no se que te crees para que esté celosa de ti — respondió, sentandose Giuseppe a mi lado en la cama
Giuseppe se marchó de casa poco después de nuestra conversación, entró en el cuarto de baño para ducharme, ya que quería visitar a mi hermana y a mi padre. Una vez que me vestí y me marché del dormitorio hacia la entrada de la casa, vi a Renata abrir la puerta, ya que habían tocado el timbre— Hola Arianna hija ¿como estas? pensé que mi hijo y tú os vais de luna de miel — me dijo Bianca— No creo, tu hijo se ha marchado y no me ha dicho a donde, pero por favor entrar, será mejor que hablemos en el salon — respondíCuando ya estábamos sentadas mi suegra y yo en el sofa del salon, me cogió la mano mirándome con ternura.— ¿Se ha portado mi hijo bien contigo? — preguntó Bianca— Si no te preocupes, aun que es un poco cabezon y un poco idiota — le dije haciendo que mi suegra se echara a reir— Arianna, mi esposo Giuliano fue muy duro conmigo cuando nos casamos, pero tienes que ser tu la dura con mi hijo, demostrarle que si te pierde algun dia se arrepentira, ya que tu eres una mujer muy d
Al día siguiente cuando desperte, me levante de la cama dándome cuenta de que estaba sola en la cama, entre en el cuarto de baño para hacerme un poco, me vestí y me acerque hasta la cocina viendo a Giuseppe sentado en una de las sillas de la cocina junto a uno de sus sicarios— Buenos días — dije cuando entre— Buenos días señora ¿le pongo un café? — me pregunto Renata— Buenos días flor de loto ¿cómo te encuentras hoy? – pregunto Giuseppe— Me encuentro muy bien, gracias por preguntar — respondí sentándome en una de las sillas al lado de mi esposoCogi la taza de café con la mano, pero antes de tomar el primer sorbo escuchamos el timbre de la casa, siendo Giuseppe quien se levantó para abrir la puerta. Escuche hablar y la sonrisa de una mujer, entrando en la cocina mi esposo con una mujer alta, guapa y de color de pelo rubio, sentandose los dos en las sillas.— ¿Esta es la muchacha con la que te has casado cariño? – preguntó ella a Giuseppe acariciando el brazo de mi marido— Arianna
Al día siguiente después de desayunar, cogi mi bolso que estaba en el salón ya que quería ir a la casa de mis padres para visitarlos, llevaba sin verlos desde el día de la boda y necesitaba saber como estaban. Cuando salí de la casa, cogi de mi bolso mi móvil para llamar a un taxi, ya que a Giuseppe lo llevó el chofer con la limusina a trabajar. El taxi tardó muy poco en llegar a mi casa y cuando me senté dentro del coche le dije al conductor dónde quería que me llevara, en cuanto el vehículo estuvo parado, le pague a aquel hombre y baje del coche acercandome seguidamente a la casa de mis padres, toque al timbre abriendo la puerta mi nana.—- Hola preciosa, ¿cómo estás? ya veo que el matrimonio va bien, estás resplandeciente cariño — me dijo mi nana— Estoy muy bien, nana ¿están mis padres en casa? — pregunte— Papa y mama se han ido a no se donde, pero tu hermana pequeña si que esta, vamos Arianna ven conmigo al salón, tienes que contarme muchas cosas — me dijo Carlota, mi hermana—
Estábamos bailando mi esposo y yo, cuando de pronto la música paró viendo a Giuliano acercarse hasta la tarima donde estaban los músicos y coger un micrófono para hablar— Primero bienvenidos a todos a la fiesta que mi esposa Bianca y yo hemos preparado para presentar a mi hijo y a su esposa a todos los presente, ya que la boda de mi hijo Giuseppe y Arianna fue imprevista y además no nos dio tiempo para hacer una fiesta anterior de compromiso, por eso quiero que sepáis que mi hijo Giuseppe Capri se casó hace unos días con la señorita o ahora señora Capri, os presento a todos a Arianna Salvatore, nuestra nuera, querida y amada por las dos familias, por los Capri y los Salvatore, Arianna bienvenida a nuestra familia — dijo mi suegro, aplaudiendo casi todos los invitados mientras vitoreaban los hombres aquello de ::: VIVA GIUSEPPE, EL REY DE LOS NARCOTRAFICANTES.Después de esa presentación, me disculpe con mi esposo ya que necesitaba ir un momento al cuarto de baño, porque notaba m
Despues de la sesion de sexo en aquella terraza que tuvimos mi esposo y yo, Giuseppe y yo volvimos dentro de la casa, dirigiendonos hacia donde estaba Giuliano y Bianca, viendo muy serio el semblante de mi suegro — Giuseppe hijo, llévate de aquí a Arianna, creo que esto se va a poner mal ya que Rossi y sus hombres acaban de entrar en casa — le dijo Giuliano a mi esposo— Mama, ven tu tambien, no quiero que te pase nada — dijo Giuseppe a su madre— No hijo, yo me quedo con tu padre, llévate a tu esposa arriba y que se quede en el dormitorio — nos dijo BiancaGiuseppe me cogió de la mano, llevándome con él hasta la planta de arriba de la casa, entramos en el dormitorio que Bianca nos dijo, poniendo mi esposo sus manos en mis mejillas mirándole yo con cierto temor— Quédate aquí ¿entendido?, cuando pueda vendré a por ti — me dijo, acercando sus labios a los míos, viendo como después se marchaba de aquel dormitorio cerrando la puerta.Asustada por lo que pudiera pasar, me senté en la cam
Me quedé sentada en el suelo unos segundos viendo la expresión de la cara de mi esposo, que ni siquiera me miró cuando me tiró al suelo. Me levanté y entré en el cuarto de baño ya que necesitaba ducharme y quitarme mi rasgado vestido. Entré en la ducha y abri los grifos dejando que el agua golpeara mi cuerpo para relajarme. Cuando termine de ducharme, tapé mi cuerpo con la toalla que había colgada en el baño volviendo a mi dormitorio dandome cuenta de que mi esposo ya no estaba, haciéndome sentir que estaba sola. Me senté en la cama pensativa viendo a los pocos minutos entrar a Giuseppe con una toalla solamente en su cintura acercándose a mí con una expresión en su cara que me asustaba.— Levántate de la cama, quiero jugar un rato con tu precioso cuerpo — me dijoGiuseppe —¿Qué te pasa? lo que estoy viendo ahora no me gusta, has cambiado desde que has venido de la casa de tus padres — le dijeMi esposo sacó del cajón de su mesita de noche una tela negra, tapando mis ojos con ella asu
Esa noche mi esposo no vino a dormir a casa, cuando desperté su sitio en nuestra cama estaba fria y vacia, me levante y entre en el cuarto de baño para asearme, volví al dormitorio, me vestí y me acerque a la cocina para tomarme una buena taza de cafe— Buenos dias Renata — le dije— Buenos días señora, ¿le apetece una taza de café y unos bollos recién hechos por mí? — pregunto— Si gracias, Giuseppe ¿no ha venido esta mañana? – pregunte— No señora, mi niño no ha venido ni lo he visto desde que se fue ayer — me dijo la mujer viendo en su rostro compasión— Buenos días — escuchamos de pronto a mi esposo, cuando entró en la cocina— ¿Dónde has pasado la noche? seguro que entre las piernas de alguna de tus amantes ¿verdad? — pregunte muy enfada, sentandose Giuseppe en una de las sillas que había a mi lado— Flor de loto, no olvides que soy el jefe de los mafiosos y he pasado la noche con quien yo he querido, acostumbrate — me dijoLevanté mi brazo para pegarle una bofetada en su cara, p
Ese día y después de hacer el amor, Giuseppe se encerró en su despacho porque según él tenía trabajo atrasado, mientras que yo me quedé después de comer, toda la tarde sentada en el sofá del salón leyendo un libro hasta que Renata me anunció que la cena ya estaba. Por la mañana me desperte al escuchar abrirse el armario de nuestro dormitorio, me quede mirando a mi esposo como entraba en el cuarto de baño, hasta que lo vi salir minutos despues fijandome que ya estaba vestido con un traje de color azul que le hacian brillar sus preciosos ojos.— Buenos días mi flor de loto – me dijo viendo en sus labios una preciosa sonrisa— Buenos dias esposo — le dije sonriendo— Me gusta verte despierta, me tengo que marchar y no quería irme sin despedirme de ti — me dijo— ¿Tan lejos y tantos días te vas? — pregunte sorprendida— Tengo irme a Roma, tengo una importante reunión y si todo va bien volveré pronto — me dijo— ¿Puedo ir contigo? aunque tenemos a nuestras familias aquí, me gustaría acomp