Realmente Adair a veces creía que el miedo que él le tenía a don Nicolás sólo era percepción suya. “¿De verdad no es aterrador?”, pensó. ”¿Cómo puede Caeli ser inmune a sus regaños?”. Estaba sorprendido. Pero de cualquier manera le preocupaba Caeli; así que volvió a sus pensamientos. Ya que el chico era muy terco; en lugar de negarle algo, probó con otras opciones - ¿qué tal si te caliento el agua primero?, el sereno de seguro dejó el agua muy helada.
Sin embargo, a Caeli realmente no le importaba - Estoy acostumbrado.
Pero Adair no le prestó atención a sus palabras - espera un momento - se puso los zapatos y fue a la puerta - estará caliente en un momento.
Salió y cerró de nuevo la puerta. Bloqueando el viento frío que lo golpeó. Todo el patio estaba opaco. Las nubes grises cubrían el sol que intentaba sali