Capítulo 65. El Epicentro de la Gala.
POV Isabella.
La fastuosa gala de Joseph era como una brillante ilusión, pero para mí cada sonrisa y cada brindis eran un recordatorio de la farsa que se estaba orquestando.
Me sentía como una pieza de exposición, con una sonrisa forzada, mientras Armand, radiante de felicidad, se encargaba de presentarnos y de reiterar nuestra reconciliación.
Él parecía genuinamente feliz, inmerso en la ilusión del futuro que nos esperaba en París. Mis padres, por su parte, estaban extasiados con la validación social y el prestigio que les proporcionaba la figura del conde.
De pronto, el ambiente cambió. Una oleada de murmullos se extendió por el Salón Dorado y todos agacharon la cabeza hacia sus teléfonos. Los periodistas, que antes estaban ávidos de hacernos fotos, ahora tecleaban frenéticamente o hablaban por los auriculares con una urgencia febril.
Armand, que había percibido el cambio, frunció el ceño.
—¿Qué sucede? Parece que ha ocurrido algo.
Una de las asistentes de Joseph se acercó con el ro