Por Florencia
Alejo gira la notebook y mira mi historial de compras.
-Tenés 6 sucursales.
-Dentro de 20 días estamos inaugurando la séptima y en dos meses, si Dios quiere, inauguramos la octava.
Le contesté concentrándome en no tartamudear.
-¿Sos la titular?
Me preguntó casi asombrado.
-Soy una de las socias.
Me pregunta cosas que deben constar en la documentación que ellos manejan.
-Pero nos compran desde hace 15 años.
-Cuándo cumplí 18 años, mi tía me asoció.
-Entiendo, los impuestos…
Eso me ofendió.
-¡No es así!
Le contesté con ímpetu.
-Me regaló la mitad de su negocio.
-¡Qué generosa!
-Lo es, es maravillosa, única, hermosa, div…
-Vos sos muy hermosa.
Me dijo, interrumpiendo lo que decía.
Apoyó una mano en el escritorio y la otra en el respaldo de mi silla, y se inclinó hacia mí quedando muy cerquita.
Yo estoy asustada, no sé qué le pasa ¿Me habrá reconocido?
Esa noche no abrió los ojos y la noche que huí de mi casa, se apartó para no rozar a sus vecinos pobres, y tampoco me regi